Si nos planteamos la pregunta de ¿Cuál será el combustible del futuro?, la gran mayoría responderemos que es la electricidad, siendo el coche eléctrico la mejor solución actual o futura, tanto a nivel de abastecimiento como de medidas preventivas ante el cambio climático. Es por eso que el retrofit de coches se está poniendo de moda.
El retrofit se refiere a la modernización de los coches clásicos. Se trata de instalar en un coche un elemento de una versión más reciente. Se puede definir como la práctica de convertir un coche de combustible diésel o gasolina en híbrido o eléctrico.
El principal objetivo sería el de transformar un coche cuya vida útil esté llegando a su fin, en otro coche más moderno, que cumpla además con las normativas vigentes del máximo de CO autorizado en los gases de escape, consiguiendo de esta forma que existan ciudades mucho más limpias.
Hay muchas personas que están comprometidas con el medio ambiente y que al no existir el retrofit, daban de lado su antiguo coche, de esta manera conseguimos rescatarlos para darles una segunda vida.
Para llevar a cabo un retrofit y convertir un coche de gasolina o diésel en eléctrico, lo primero que hay que hacer es elegir un modelo de coche adecuado. Lo recomendable sería escoger uno urbano o utilitario, de menor peso y proporciones para su uso por ciudad. Lo segundo, hay que buscar una empresa transformadora que se encargue de este proceso. En España están apareciendo cada vez más. En ellas se realiza la operación, siendo la responsable del trabajo y del correcto funcionamiento del coche cuando este transformado.
Varios casos de éxito demuestran que es posible convertir un vehículo a combustión en eléctrico a través de mano de obra especializada y con componentes de calidad como pueden ser controlador, motor y packs de baterías, necesarios para disponer de una vida útil de aproximadamente ocho años. Además, esto hace que se genere un potencial de exportación e ingreso de divisas a través del valor agregado.
Fueron Francia y Australia los países precursores en esta nueva industria, logrando un gran crecimiento de la cantidad de startups (empresas de nueva creación con grandes posibilidades de crecimiento) que se han desarrollado alrededor de retrofit.
Gobiernos de Latinoamérica cada vez son más conscientes sobre las oportunidades que ofrece este tipo de tecnologías, mediante creación de valor y mano de obra, a través de una legislación adecuada que permita un mayor desarrollo dentro del sector.
El proceso de cambio es muy sencillo. Se trata de sustituir la mecánica antigua por la nueva:
- En primer lugar, será necesario revisar el estado del vehículo y sus funciones.
- Se eliminan los componentes que no serán de utilidad, dejando hueco para los nuevos.
- Revisión y diseño de la distribución de los espacios para los nuevos componentes requeridos para la instalación del sistema eléctrico.
- Se añaden las nuevas baterías, motor eléctrico, controlador, cableado y los elementos electrónicos restantes.
- Se introducen las nuevas tecnologías o extras para que el coche quede actualizado.
- Finalmente se realiza la configuración electrónico-eléctrica del sistema, la puesta a punto y las correspondientes pruebas de circulación.
Una de las desventajas de este cambio es que existe una norma que impide instalar un motor nuevo de mayor potencia que el antiguo debido a que supondría cambios en otras piezas del coche para garantizar la seguridad, y además aumentaría el precio.
El precio de esta transformación varía entre 15.000€ y 20.000€. Debido a que los precios de los coches eléctricos son más elevados, el retrofit puede ser una opción para aquellas personas que prefieren la conversión de su viejo coche en lugar de desembolsar más por uno nuevo.
No podemos olvidar, que Tesla, que es la principal compañía automotriz con mayor valor en el mercado, realizó sus primeros experimentos para el avance de este tipo de tecnologías a partir del retrofit de un Lotus Elise.