Al hablar de rentabilidad empresarial nos referimos a la capacidad de generar beneficios, es decir, ingresos superiores a gastos, teniendo en cuenta la relación que guarde con las ventas, activos y recursos propios. La diferencia entre ingresos y gastos tiene que ser lo suficientemente grande y mantenida en el tiempo como para poder hacer frente a todas las obligaciones de pago, tanto en el presente como en el futuro surgidas por la actividad actual.
A continuación, explicamos diferentes formas para que tu empresa vea aumentada su rentabilidad:
- Reutilizar activos estratégicos: no hace falta que para cada unidad de negocio nueva en la que la empresa vaya a invertir lo haga todo desde el punto de partida. Se pueden utilizar activos, tanto tangibles como intangibles, que se hayan utilizado en otros proyectos y que se asemejen a los nuevos que se necesiten o puedan ser adaptado.
- Aprovechar la información sobre los clientes: es importante tener en cuenta la opinión y las necesidades de los clientes. De este modo, podremos lanzarnos hacia nuevos proyectos que cubran nuevas funciones o desechar aquellos que no les aporte valor.
- Aprovechar las capacidades de otras empresas: a menudo no es posible que nuestra empresa adquiera una capacidad especialmente valiosa, pero eso no significa que esté todo perdido, podemos asociarnos con otra empresa que sí la tenga y generar sinergias entre empresas.
- Establecer modificaciones en nuestros productos: cada producto nos hace llegar a un mercado determinado. Introduciendo novedades o cambios en él, podemos ampliar el mercado potencial o incluso abrirnos oportunidades de entrar en un mercado diferente o nicho de mercado que aún no esté satisfecho.
Incrementar la rentabilidad de la empresa se convierte en uno de los principales objetivos de las empresas. Por tanto, es el momento de preguntarte si tu negocio es verdaderamente rentable y qué puedes hacer para mejorar dicha rentabilidad.
