La bioenergía: la gran olvidada de las energías renovables

Normalmente cuando pensamos en energía renovables vienen a nuestra mente fuentes de energía como la solar o la eólica, sin embargo, existen otras fuentes de energía que han quedado desplazadas y que pueden ser alternativas tan eficientes y respetuosas con el medio ambiente como las anteriores.

Es este el caso de la bioenergía, que está tomando fuerza en los últimos años a nivel global gracias, en gran parte, a los esfuerzos gubernamentales por fomentar su uso. En el caso de la Unión Europea, por ejemplo, el 75% de las subvenciones destinadas a las energías renovables se dedican a la producción de bioenergía y el 25% restante a las energías solar y eólica. Aun así, la bioenergía sigue siendo una desconocida para una gran parte de la población, así que comenzaremos por definir en qué consiste y cómo se obtiene.

La bioenergía es aquella energía obtenida de la biomasa, que no es otra cosa que la primera fuente de energía que utilizó la humanidad y el combustible más consumido durante gran parte de su historia. La biomasa es material orgánico procedente de procesos naturales, como la madera o el estiércol,  o de desechos de la industria o la población, como la basura orgánica. Mediante la combustión de la biomasa se libera la bioenergía.

En función del origen y el procesamiento de la biomasa podemos distinguir entre diferentes fuentes de bioenergía: la biomasa y los biocombustibles. En el caso de la biomasa, existen los siguientes tipos:

  • Biomasa Natural: producida por la naturaleza de forma autónoma.
  • Biomasa Residual: se trata de los residuos procedentes de actividades agrícolas (poda) y ganaderas (estiércol) y de la industria agroalimentaria y maderera. También se incluyen los residuos urbanos como aquellos que proceden de depuradoras o los aceites usados.
  • Cultivos Energéticos: se cultivan para destinarlos a la producción de biomasa de forma específica.

Los biocombustibles son aquellos combustibles que se producen mediante el tratamiento de la biomasa. Pueden ser tanto sólidos como líquidos o gaseosos. Existen multitud de  variedades de biocombustibles, las más comunes y utilizadas actualmente para el transporte son:

  • Biodiesel: es un biocombustible líquido que se produce utilizando residuos domésticos como aceites vegetales o grasas animales. Entre sus grandes ventajas encontramos que es biodegradable y no tóxico.
  • Bioetanol: es el principal producto que genera la fermentación de azúcares contenidos en la biomasa. Se obtiene de diferentes fuentes como féculas, cereales y azúcares.
  • Biogas: es un gas que se produce a partir de la descomposición anaeróbica (en ausencia de oxígeno) de la biomasa.

La principal ventaja de la utilización de bioenergía, además de ser una fuente renovable que puede sustituir a los combustibles fósiles, es su emisión neutra de CO2. Que las emisiones de CO2 generadas mediante la combustión de la biomasa sean neutras significa que éstas no contribuyen al aumento del efecto invernadero. Esta característica única de la biomasa se debe a que el CO2 que se libera forma parte del ciclo natural vegetal. Es decir, el CO2 que se emite a la atmósfera es el que fue absorbido previamente por las plantas para su crecimiento y desarrollo y será reabsorbido por otras como, por ejemplo, las pertenecientes a cultivos energéticos.

La bioenergía es, por tanto, una opción renovable que contribuye a eliminar nuestra dependencia actual de los combustibles fósiles y a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. El auge de las energías renovables y los esfuerzos gubernamentales para el fomento de las mismas y, más concretamente, la bioenergía, contribuirán a la consecución de un futuro limpio y libre de emisiones nocivas.

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