Según la literatura existente, el efecto invernadero puede definirse como “un fenómeno por el cual la radiación térmica (fundamentalmente infrarroja) recibida por la superficie terrestre es retenida y absorbida por determinados gases en su camino hacia el espacio tras su reflexión en la superficie”. Estos gases, conocidos como “gases de efecto invernadero” o GEI, se presentan de forma natural en una proporción extremadamente pequeña sobre el total atmosférico o bien están presentes debido a las emisiones humanas debido a la actividad industrial y quema de combustibles fósiles en los últimos siglos.
Estos GEI, según organismos internacionales especializados, han sido identificados y cuantificados, comprendiendo:
Teniendo en cuenta de la potenciación de este fenómeno por parte del hombre, la humanidad se enfrenta a una serie de acuciantes problemas de una preocupante gravedad. Debido al incremento del factor exposición (superpoblación, concentración de la misma en zonas litorales e insulares, fuerte dependencia de recursos cada vez más escasos) ha aumentado el riesgo de eventos catastróficos:
- Incremento de la frecuencia de fenómenos climatológicos y meteorológicos. Metabolismo de seres vivos, incendios, actividad volcánica, lluvias torrenciales e inundaciones, tornados, huracanes, sequías, olas de frío y/o calor, o cualquier otro fenómeno considerado atípico dentro de la “normalidad” climática de cada región.
- Fusión de glaciares, hielo ártico y antártico, mayor presencia de icebergs, incremento del nivel del mar, alteración de patrones de circulación oceánica, con el riesgo de acontecimientos que pueden amenazar la existencia de parte o la totalidad de la humanidad, según algunos estudios e investigaciones científicas, corriendo el riesgo de provocar una glaciación.
- Alteraciones en ecosistemas marinos y terrestres que ponen en peligro la producción de recursos alimentarios y la supervivencia de determinadas especies vulnerables en peligro de extinción.
- Movimientos migratorios masivos que pueden amenazar el de por sí alterado consumo sostenible y equilibrado de recursos, por ejemplo, el de agua o recursos energéticos.
Como respuesta a esta situación, se ha producido una reacción internacional contundente que se traduce en la acción conjunta de las naciones más desarrolladas de la tierra con aquellas que mayor vulnerabilidad presentan a los efectos del cambio climático, las que se encuentran en vías de desarrollo. A través de cumbres y acuerdos, se coordinan políticas de mitigación y reducción de emisiones mediante el fomento de fuentes de energía alternativa, eficiencia energética, disminución del consumo de petróleo y carbón. Cabe mencionar alguno de los organismos más destacables, como el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, Agencia Europea de Medioambiente o la Oficina Española de Cambio Climático.
En este contexto, Marwen Ingeniería, como empresa especializada en eficiencia energética y energías renovables, ha identificado la línea estratégica de actuación de mitigación del cambio climático. En pro de la iniciativa, el Departamento de Ecoinnovación y Sostenibilidad con la misión de sumarse al esfuerzo conjunto que se está desarrollando en el escenario de reducción de emisiones, elaboración de políticas y adopción de medidas, asesorando a cualquier ente (ya sea público o privado, gubernamental o no) que quiera asumir un papel de implicación directa en esta “lucha” contra la inminente y potencial catástrofe que significa el cambio climático, comprometidos con el desarrollo sostenible y la preservación de un mundo habitable para las generaciones venideras.