La gestión de residuos se ha convertido en uno de los principales retos a los que se debe enfrentar la sociedad actual dado su impacto ambiental, social y económico.
La valorización energética de los residuos es un proceso en el cual se someten a ciertos tratamientos, con lo que se reduce su volumen y se genera, por otra parte, pequeñas cantidades de residuo, pero que a su vez energía, ya sea en forma de electricidad, vapor o agua caliente para uso doméstico o industrial, proveniente de los materiales contenidos. Esta energía es comparable a los combustibles convencionales.
Existen varios tipos de residuos a los que se les puede hacer esta valoración energética, entre los que se encuentran:
- Residuos urbanos o municipales.
- Residuos industriales.
- Residuos no peligrosos.
- Residuos peligrosos.
- Residuos inertes.
La valorización energética en Europa asociada a la protección medioambiental está asentada en los países más avanzados. De hecho, son los que más reciclan, alcanzando cotas del 3% de vertido.
Los vertederos de España emiten cerca de 11 millones de toneladas de CO2, unas 19 veces más que las plantas de valorización energética.
Estas plantas en España trataron alrededor de 2.566.647 toneladas de residuos no reciclables, con los que se generaron 1.997.198 MWh de energía, suficiente para abastecer a 500.000 viviendas.
Esta valorización se puede hacer mediante los siguientes procesos:
- Vertido y aprovechamiento del gas de vertedero.
- Biometrización.
- Pirolisis.
- Gasificación.
- Combustión con exceso de oxigeno (incineración).
Estos sistemas de valorización energética de residuos son una opción en alza para la gestión de residuos, permitiendo ahorrar energía y reduciendo las emisiones de efecto invernadero.