Como bien sabéis, la gestión energética de una organización consiste en la optimización en el uso de la energía a través de un uso racional y eficiente, sin afectar en el desempeño de su actividad. Durante este proceso se identifican los consumos significativos de energía y se proponen medidas de mejora con el objetivo de ahorrar energía, y por lo tanto, dinero.
Entre las medidas de mejora, que pueden ser acciones a corto, medio o largo plazo, destacan:
- Instalación de energías renovables
- Aislamiento térmico
- Mejora de los procesos con equipos con gran eficiencia energética
- Aprovechamiento de residuos, etc.
¿Pero qué ocurre cuando llevas a cabo estas actuaciones y, en vez de tener ahorros, tienes más gastos? Parece raro, pero es muy común. A continuación 3 aspectos a tener en cuenta para que tus medidas se traduzcan realmente en ahorros:
- CONOCER TODO EL PROCESO DE LA ORGANIZACIÓN E IDENTIFICAR LA PARTE DE MAYOR CONSUMO:
Este punto tiene más sentido si tu organización es una industria, ya que al conocer sus diferentes procesos e identificar los equipos de mayor consumo, será más fácil identificar aquellos en los que estamos incurriendo en ineficiencias. Por ejemplo, no tiene sentido sustituir un equipo por otro que consuma menos energía, si en el balance energético global, su peso es del 2% del total, por muy importante que sea en el proceso en la fabricación. Es más factible centrarse en un equipo o proceso que corresponda a un porcentaje mayor en el balance. En una empresa en la que su consumo energético se distribuye de la forma indicada en la tabla, lo interesante es centrarse en el proceso de elaboración, ya que es el que más consumo energético tiene, aplicando en el mismo las medidas de eficiencia energética necesarias. De esta forma, estas medidas sí se traducirán en ahorros económicos y energéticos sustanciales para la organización.
PROCESO | % CONSUMO ENERGÉTICO |
RECEPCIÓN MATERIAS PRIMAS | 10 |
ELABORACIÓN | 70 |
EMBALAJE | 20 |
- LA FORMACIÓN A LOS TRABAJADORES, PRIMORDIAL:
Por muchas medidas de ahorro que apliques, si a la plantilla responsable de ese proceso, no le das una formación orientada al uso racional de la energía, puede que tus esfuerzos caigan en saco roto.
Por poner un ejemplo muy sencillo, si trabajas en una oficina y el 40% del consumo total corresponde a la iluminación, aunque cambies todas las lámparas antiguas en otras de tecnología LED, el resultado no va a ser tan significante si los/as trabajadores/as se dejan las luces encendidas por la noche o en momentos que no la necesitan. En cambio, si los/as empleados/as reciben charlas informativa de concienciación, se pueden lograr grandes resultados.
- NO TE VUELVAS LOCO/A EN LAS MEDIDAS DE AHORRO:
¿Cuantas veces a la semana te visitan comerciales para ofrecerte unos servicios o productos? Y si lo piensas, en los últimos dos años, ¿cuántos comerciales están relacionados con la eficiencia energética y las energías renovables?, a que van creciendo ¿verdad? Tienes que ser inteligente y valorar que producto o servicio puede ofrecerte un gran ahorro energético con una inversión aceptable. Por eso es importante tener en cuenta los puntos anteriores, sobre todo el 1. Por ejemplo, un comercial te puede ofrecer unos precios muy atractivos en luminaria LED con unas condiciones muy atractivas, pero, piensa en tu proceso, qué porcentaje de consumo tiene, y si el periodo de retorno es bajo. Invertir en el cambio de luminarias solo es factible si el 70% de tu consumo es iluminación y las horas de funcionamiento son elevadas.
Pero en muchas ocasiones, existen buenos comerciales y consiguen convencerte de invertir en algo que realmente no te haga falta, por ejemplo, una instalación de autoconsumo cuya inversión tiene un periodo de retorno de más de 8 años. En este caso, este tipo de proyectos no sería viable, ni aunque fuera acompañado de subvención.
Si realmente tienes la intención de invertir en tu edificio o nave para conseguir mayor ahorro energético, lo primero que debes hacer es conocer los consumos de tu compañía y, a partir de ahí, elaborar un plan de acción, con aquellas medidas de ahorro de interés. En dicho plan debes incluir la inversión a realizar, el ahorro energético y económico estimado y, sobre todo, el periodo de retorno de la inversión
Teniendo en cuenta estas tres premisas y formándote en gestión energética, podrás conseguir que tu organización logre un ahorro energético y económico significativo, pudiendo invertirlo en mejorar tu proceso o establecer precios más competitivos para destacar frente a la competencia.