El pasado 13 de noviembre, culminaba el plazo para que todas las grandes empresas de España, dieran cumplimiento al Real Decreto 56/2016 por la cual debían de realizar una auditoría energética, que contemplara al menos el 85% del consumo energético total de la empresa.
Aunque el Real Decreto se publicaba en febrero, no ha sido hasta los meses de verano, cuando realmente las grandes empresas han ido contratando la realización de las auditorías energéticas a los proveedores de servicios energéticos acreditados según el Real Decreto. Pero un importante número de empresas, no han dado aún cumplimiento al Real Decreto. Algunas porque han contratado la realización de la misma en las últimas semanas, estando ya prácticamente fuera de plazo. Y otras aún están gestionando su contratación, ya que muchas esperaban una prorroga por parte del gobierno para dar cumplimiento al Real Decreto, algo que desde el principio era muy difícil que pasara, ya que España ya había incumplido el plazo que estableció la Unión Europea, para que las empresas de sus estados miembros realizaran la auditoría energética antes del 5 de diciembre de 2015, no habiendo publicado ni la transposición antes de esa fecha.
Otra realidad, está siendo la reducción que se está produciendo en la calidad de las auditorías energéticas que se están realizando en España. Como todo mercado emergente, se esperaba la intrusión de empresas al mercado de las auditorías energéticas, pero esta ha sido mucho más agresiva de lo esperado, conllevando ello, además, una gran pérdida de calidad en muchas de las auditorías que se están realizando. Grandes empresas, con volúmenes de facturación de cientos de millones de euros, con muchos Gwh de consumo energético, no han entendido en verdadero significado que perseguía el Real Decreto, que era el de realizar una auditoría energética de calidad con el objetivo de identificar formas de ser mejores energéticamente y ahorrar energía y por tanto costes, y en cambio, se han basado en realizar una auditoría que fuera un simple trámite administrativo para cumplir una normativa, todo ello motivado por la gran intrusión de empresas que hasta el momento, no estaban especializadas en este mercado.
Otro pilar bastante importante es el regulador, en este caso el Gobierno, el cual una vez culminado el plazo para dar cumplimiento a la normativa, debería reflexionar si el enfoque dado desde el inicio al Real Decreto era el idóneo, y si se han realizado todas las medidas pertinentes para que las empresas entendieran adecuadamente el significado del Real Decreto, como sí lo han hecho en otro países de la Unión Europea.
Lo que sí es fácilmente demostrable, es que aquellas empresas que si se han preocupado de contratar una auditoría energética de calidad, y sobre todo, que se han involucrado en el desarrollo de la misma, han conseguido identificar ahorros energéticos y por tanto económicos, que han superado con creces, el coste en el que han incurrido finalmente por la ejecución de la auditoría, transformándose éste finalmente en una inversión con un retorno inmediato.